Recuerdo esos días de otoño,
que me robaron tanto
los sueños.
Esos pies grandes,
llenos de agujas de humo.
Esas ganas poderosas,
que dejábamos pasar a la cama
sin pensar en respirar.
Ese rostro era el tuyo,
tú entre mis piernas.
Siente la inercia,
que no te arrastre,
y guárdame de nuevo en el primer cajón.
(el de la memoria)